Aunque no sea un museo ni un monumento, el Ponte Vecchio está a la altura de cualquier edifico insigne de los situados en la mágica Florencia. Aunque cueste contemplarlo con quietud, parte de su encanto reside en el ruido de la gente y en la vida que rebosa. Sin embargo, al atardecer, parece como si un pacto tácito entre los transeúntes se hubiera acordado; y la calma y la quietud dejan escuchar alguna bella canción interpretada por algún artista callejero. Los reflejos del sol sobre el río son todo un espectáculo natural; y las casitas y tiendas colgantes que penden del puente son todo un acierto. Y es que por algo se considera el puente más romántico del mundo. Su origen nos remite al año 1345, siendo el puente de piedra europeo más viejo del continente que resistió incluso a la Segunda Guerra Mundial.
Este puente medieval sobre el río Arno en Florencia, se cree que fue un puente construido inicialmente en madera por los romanos. Tras ser destruido por una inundación en 1333 se reconstruyó, esta vez enteramente de piedra, en 1345. Se atribuye su diseño al arquitecto y pintor italiano Taddeo Gaddi.
El puente se sostiene sobre tres arcos, el principal tiene una luz de 30 metros y los otros dos de 27 metros. El alzado de los arcos varía entre 3,5 y 4,4 metros. Es el puente más antiguo de Europa construido totalmente en piedra, en arco segmentado tipo closed-spandrel.
Aunque antiguamente las casas colgantes del puente eran regentadas por carniceros, al mudarse la corte al Palazzo Pitti, se cerraron todas las tiendas por su hedor, por lo que a finales del siglo XV y desde el XVI, estas casas albergaron joyerías y talleres orfebres. Otro hecho curioso son los candados que aparecen en este puente como símbolo de amor eterno entre los jóvenes enamorados. Y, aunque este símbolo sigue vigente, es necesario quitarlos frecuentemente por razones de seguridad estructural.
Ubicado entre Via Por Santa Maria y Via Guicciardini, se encuentra cercano a la Galleria degli Uffizi, al Museo Galileo, a la Piazza della Signoria, al Museo Nazionale del Bargello y por supuesto, del Duomo, ya que aunque más alejado, el paseo es de lo mejor que se puede hacer en esta ciudad.
Sin horario de visita, aunque se recomiendan los atardeceres especialmente, y sin precio para acceder a él -aunque será difícil que las turistas femeninas se resistan a las joyas de las tiendas que se encontrarán-, el Ponte Vecchio ofrecerá la vista más romántica y especial de esta fabulosa ciudad italiana.
Speak Your Mind